Soy padre de profesión y melómano por devoción. En los ratos libres, aprendo y disfruto ayudando a nuestros clientes y a sus organizaciones a tener en cuenta las variables reputacionales cuando adoptan sus decisiones estratégicas. Lo hago desde 16 operaciones en 13 países. Soy Socio de la consultoría de Comunicación y Asuntos Públicos LLORENTE & CUENCA y tengo la suerte de que mis compañeros me consideren su Chief Strategy Officer.
Hablando de escucha, he rebuscado en las estanterías con LPs en cada casa y tienda que he visitado. He leído con voracidad revistas, libros y sitios web. He consultado rankings y listas. He preguntado a amigos y conocidos por sus favoritos. Y, al margen de miles de magníficas pistas para explorar, me he encontrado normalmente con un denominador común.
Sgt. Pepper’s y Pet Sounds suelen ser los dos álbumes más recomendados, cada cual candidato en la pugna por el reconocimiento como el mejor de la historia del pop. ¿Beatles o Beach Boys? ¿Británicos o Estadounidenses?
Sin embargo, no son dos piezas independientes. Ambos forman parte de un único diálogo. Déjame explicarte el porqué y qué podemos aprender de él para nuestras estrategias empresariales.
«1966: el año en el que la década explotó»
En 1966, bajo la atenta mirada del mundo, una generación de veinteañeros prodigio conversó usando un vehículo poderoso y hasta la fecha ignoto para los resortes del sistema: la música pop.
Este intercambio se hizo con las letras pero también a base de armonía, melodía y ritmo. Marcó el paso de la inocencia del 65’ a la revolución social del 67’ que culminaría en el verano del amor del 68’. Como sentenciaría el periodista Jon Savage: «1966 fue el año en el que la década explotó».
Un momento inspirado
Un diálogo en concreto se convirtió en el arquetipo de aquel proceso. Fue el que condujo a dos de los mejores y más influyentes discos de la historia de la música. Los tres contertulios principales se dieron cita por la obsesión de uno de ellos, que hoy sabemos se encontraba solo y triste. Este protagonista fue descrito por uno de sus colaboradores como «un músico genial, pero un aprendiz de ser humano«.
La popularidad trató mucho peor a Brian Wilson de lo que lo ha hecho la historia. Lo mismo se puede decir de cómo le trataron sus hermanos, su primo y su padre. Probablemente, se había ganado a pulso el rechazo y la incomprensión. Como sucediera con Phil Spector, su egomanía y su infantilismo le llevaron a ser, en cierto punto de su vida, un elemento nocivo para los que le rodeaban.
En todas las casas cuecen habas
Creo que Paul McCartney o John Lennon, los otros protagonistas de esta reflexión, padecían de similares problemas. La diferencia estriba en que estos sí estuvieron acompañados por sus colegas.
George Harrison y Ringo Star respetaron muchas de las extravagancias de los que fueron sus grandes amigos. Y Brian Epstein, su mánager, y George Martin, su productor, arrimaron el hombro arropándoles cuando las cosas se pusieron difíciles.
La calle de 2 direcciones, ¿dónde empieza?
Ivy Lee y Edward Bernays explicaron con este símil la comunicación: una calle de dos direcciones en la que se escucha y habla. Pero ¿dónde empieza esa calle?
Cualquier emprendedor de éxito respondería con sencillez: por escuchar. A partir de ahí, comienza la relación con tu interlocutor. Hablar con claridad será el siguiente paso intentando no desperdiciar el tiempo de la persona a la que nos dirigimos.
El resto será alimentar ese proceso poniendo cariño y auténticas ganas en el hecho de establecer una relación sincera y productiva. Típica receta que resulta fácil de entender y siempre difícil de ejecutar.
Las primeras dos preguntas
La escucha es una poderosa herramienta para que una organización alcance sus objetivos de comunicación. Antes de usarla conviene responder a estas dos cuestiones simples pero endiabladas: a quién y qué.
Cuando Internet nos ofreció la opción de acceder a millones de personas y contenidos, en las empresas nos volvimos locos. El ansia por saber puso encima de la mesa multitud de informes y reportes.
Respondimos a las preguntas sin reflexionar: ¿A quién debemos escuchar? A cualquiera. ¿Qué debemos escuchar? Todas las conversaciones que lleven nuestro nombre o marca.
Y se produjo una reacción matemática. Cuanto mayores eran los recursos de los que disponía la empresa, mayor volumen de información se acumulaba.
¿A quién escuchaba Brian Wilson?
De niño, a su padre cuando tocaba el piano y a los grupos vocales Doo Woop. De adolescente, gracias a su privilegiado oído, aprendió a descomponer sus armonías vocales. Y enseñó a sus hermanos Carl y Dennis a reproducirlas.
Los Beach Boys nacieron en 1961. Su primer álbum, Surfin’ Safari, se publicó el 1 de octubre de 1962. Rápidamente se hicieron un hueco en las listas gracias a hits menores. En mayo de 1963, Surfin’ USA se colocó el número 3 y permaneció 23 semanas entre los más vendidos.
Su fusión entre rock ‘n’ roll, surf music y doo woop cristalizó en una de las fórmulas de más éxito en el pop norteamericano.
Unos rivales formidables
The Beatles se formaron en 1960. Please Please Me, su debut, saldría el 22 de marzo de 1963.
Su camino se cruzó con el de los Beach Boys cuando en su primera gira por los Estados Unidos actuaron en The Ed Sullivan Show el 9 de febrero de 1964. 22 millones de hogares asistieron al programa de televisión.
La british invasion nació aquel día. El pop británico pasó de la noche a la mañana a ser objeto de consumo masivo en los Estados Unidos. Y arrojó una poblada lista de damnificados entre los grupos locales.
Una competencia feroz e inesperada
Los Beach Boys dejaron de ser «los mas populares». Otras armonías vocales, las de los Fab-Four, les robaron un sitio que consideraban suyo por derecho propio:
- Los Beatles eran mejores intérpretes, sus meses en Hamburgo les habían curtido durante horas en el escenario. No solo tocaban mejor sus instrumentos, también su puesta en escena era más impactante. Comparados con los americanos, resultaban urgentes, agresivos y descarados.
- Sus letras resultaban más provocadoras en contraposición al recurso a la fiesta eterna en la playa de los de California.
- Contaban con un mánager profesional de verdad, Brian Epstein. Los hermanos, primos y amigos cayeron en las redes del padre manipulador Murray Wilson.
- Tenían de su lado al productor George Martin, el famoso 5º Beatle, que pulió su sonido agregando en cada una de sus fases creativas nuevas herramientas, arreglos y apoyo instrumental.
- Y aprovecharon la complicidad de Capitol Records, que también era el sello de los Beach Boys, y que prefirió invertir en los británicos.
El análisis al servicio de la toma de decisiones
Todos nos hemos encontrado con el problema de la Parálisis por Análisis. Ocurre con más frecuencia de lo que pensamos. Reunimos información para que nos ayude a adoptar decisiones. Escoger es complicado y supone necesariamente adoptar riesgos.
Siempre podemos acumular más. La combinación de la indecisión con el acceso casi ilimitado a soportes, fuentes, registros, archivos, etc. entierra la iniciativa y puede llegar a paralizarnos.
Encontrar el equilibrio marca la diferencia.
Un artista determinado a tomar riesgos
–Supe inmediatamente que todo había cambiado, y que si los Beach Boys iban a sobrevivir tenían que estar a la altura.– recuerda el maestro –Después de ver una actuación de los Beatles, supe que no podíamos competir con ellos en el escenario, pero lo que sí podíamos hacer era intentar hacer mejores discos que los suyos. Mi padre me había criado con un espíritu competitivo y creo que los Beatles hicieron que aflorara–.
Capitol Records retiró parte de su apoyo a The Beach Boys para dárselo a The Beatles. La crisis que produjo degeneró en enfrentamientos internos en el seno de la banda californiana. En 1964, mientras trataban de reaccionar, el conflicto llevó a Brian Wilson a adoptar una primera decisión: despedir a su padre. No fue sencillo.
Análisis enfocado a resultados
La mente analítica que en su momento diseccionara las voces doo-woop se fijó en los mimbres de los Beatles. Aquella atenta escucha de los Fab Four, le llevó a tomar nuevas decisiones, entre ellas:
- Abandonó los directos para concentrarse en la composición y el trabajo en el estudio.
- Comenzó a contratar a músicos de sesión de la célebre Wrecking Crew.
- Se puso al frente de las grabaciones y las mezclas.
El resultado inmediato fue I Get Around. En abril del 64′ respondió a la british invasion en la forma de un hit a la altura de los que llegaban de UK.
Y lo logró con él al frente de todos los palillos. Aquel esfuerzo no tardó en hacer mella en la relación con el resto de los miembros de su banda. Se sintieron apartados del proceso creativo.
Brian se aislaba y asumía toda la presión. Ambas realidades terminarían minando psicológicamente al genio.
El factor tiempo
Sabes a quién quieres dirigir tu escucha, qué y cuánto. En seguida viene otra pregunta trascendente: cuándo y con qué frecuencia. El tiempo influye mucho desde tres perspectivas complementarias:
El plano en el que te estás moviendo
- Operativo: a diario, intervienes en conversaciones que requieren tu participación. Te preguntan y respondes. Hablan de lo que te interesa y participas. Te diriges a tu interlocutor y esperas su reacción. Necesitas info en Tiempo Real.
- Táctico: las conversaciones se producen en un determinado contexto que cambia cada vez más rápidamente. Pareciera contradictorio pero ese escenario requiere una lectura más sosegada.
- Estratégico: de manera más espaciada adaptas tus planes a las exigencias de la estrategia de tu organización. Necesitas observar tendencias tanto en la conversación como en el contexto.
El modo en el que se produce la información
- Aunque requieras datos para una reacción inmediata, no debemos olvidar que los hechos marcan la manera en la que se produce la información.
- La comunicación interpersonal y presencial es síncrona. Al mismo tiempo que hablamos, recogemos datos de nuestro interlocutor.
- El resto de tipologías se basan en modelos asíncronos. Alguien te envía un WhatsApp, tardas unos minutos en verlo y en responder. Al otro lado, sucede lo mismo. Este fenómeno condicionó siempre el feedback en el paradigma de comunicación de masas. Ahora también salpimienta el de redes. Tendrás que estar preparado para el momento en el que se produzca una nueva interacción.
El sistema para acceder a esa información
- Los métodos para obtener la información también condicionan los plazos. Disponemos de una pléyade de herramientas. Su coste de implementación y los pasos con los que trabajan impacta en el ritmo de obtención de la información.
- Lo mejor es enemigo de lo bueno: nos vemos obligados a ceder en términos de calidad para conseguir muestras que nos sirvan para avanzar.
- Métodos directos e indirectos: podemos alimentar nuestra escucha preguntando directamente a nuestros interlocutores (a través de una encuesta, por ejemplo). O podemos hacerlo de forma no intrusiva captando lo que dicen públicamente para luego procesarlo.
El primer sistema ofrece la ventaja de ir al grano y la desventaja de que al hacerlo, por mucho que no queramos, influimos en el resultado. El segundo obliga a separar el polvo de la paja, un trabajo intensivo de inteligencia, pero aprovecha la espontaneidad de los participantes.
Una matriz necesaria
Para escoger, cruza la frecuencia con la que necesitas cada tipo de información con el esfuerzo que requiere conseguirla. Podrás clasificarla y priorizar su consecución y uso. La matriz resultante puede ayudar a organizar tu Sistema de Escucha.
En mis años como consultor, me he dado cuenta de que no existe un modelo perfecto. Resulta casi imposible aislar por completo las peras de las manzanas. El ruido que introduce ese hecho puede contaminarlo todo.
Sin embargo, aceptando que se va a producir, ajustamos mejor las expectativas. Reducimos la ansiedad por escuchar y medir el 100%. Si no, en ciertas ocasiones la escucha se termina por convertir en el fin en sí misma y no en el medio para conversar.
De los singles al álbum concepto
Rubber Soul de The Beatles se lanzó en diciembre de 1965.
Brian Wilson recuerda la sensación que le causó su escucha: «Estaba sentado a la mesa fumándome un porro, cuando lo escuché por primera vez y el disco me dejó alucinado, porque era genial de principio a fin. De hecho, estuve dos noches sin poder dormir».
Para el Beach Boy «probablemente sea el mejor disco de todos los tiempos«.
Horas más tarde, se había sentado al piano para escribir su respuesta. Consciente de la potencia de las letras en el LP, contrató al publicista Tony Asher. Le pidió que le ayudase a trasladar abiertamente lo que sentía.
En enero, compuso los temas, reunió a la Wrecking Crew y grabó todas las partes instrumentales. Para cuando el resto de la banda llegó de una gira por Asia, solo restaban las partes vocales.
Pet Sounds: un antes y un después

A Tony Asher, el publicista con el que Brian escribiera las letras, siempre le pareció que la portada nunca hizo justicia al LP.
El negocio musical en 1966 seguía basándose en la producción y distribución de singles. Los álbumes consistían en colecciones de canciones inconexas con potencial para ser difundidas de forma individual.
Los temas que Brian presentó a sus compañeros de grupo no suponían un cambio radical de ese modelo. Sí trasladaban un tono nostálgico y rebelde y mostraban una cohesión inédita hasta la fecha en términos instrumentales.
Implicó un paso en la evolución de esa construcción de conjuntos de temas hacia obras más cercanas a la música clásica.
Un pequeño paso para Wilson, un gran salto para la humanidad…
Ese pequeño avance cambiaría la historia de la música. De acorde a acorde, Brian Wilson rellenaría el espacio dándole un propósito que aún hoy permanece con una valencia universal. Good Vibrations, descartada del álbum, lo ejemplifica como pocas.
Transformó la percepción que los profesionales tenían de la música popular de la noche a la mañana.
Ejemplo de una disrupción única
The Beatles saltaron de la fantástica Help a la brutal A Day In A Life. O The Rolling Stones de la brillante Get Off My Cloud a la envolvente She’s Like A Rainbow. The Byrds del himno pop Mr. Tambourine Man a la revolucionaria Eight Miles High. Love del disparo Seven and Seven Is a la fascinante Alone Or Not Again. The Who del flasazo de My Generation a la seminal A Quick One, While He’s Away.
Todo pasó en tan solo 12 meses. En 1965, un grupo de jovencitos en USA y UK, muy limitados musicalmente, aprovechaban la recién nacida radio fórmula para hilvanar melodías pegadizas, ritmos simples y armonías para aprendices.
En 1967, los mismos chavales, componían y grababan sinfonías completas repletas de recursos y pasaban a liderar la vanguardia artística.
¿Cómo fue posible?
Todos estaban extraordinariamente dotados, al igual que Brian Wilson. La diferencia es que este último escuchó atentamente y abrió la puerta a los demás. Se tomó en serio su rol, puso sus ideas en manos de profesionales y se aisló de las presiones de la industria.
Jimi Hendrix, Bob Dylan, Van Morrison, Lou Reed, Arthur Lee, Paul Simon, Dave y Ray Davies, Pete Townshend, Jagger y Richards o los mismísimos Presley, Sinatra y Miles Davis vieron abrirse un mundo de posibilidades. El pop desbordaba las fronteras de otros estilos.
Otro factor crítico: la tecnología
La tecnología suele ser una de las causas de las disrupciones. La rueda, la máquina de vapor o la televisión cambiaron el mundo. Lo mismo podemos decir de la manera en la que ha afectado a nuestra capacidad de escucha.
Esta reflexión me devuelve a la primera visita que hice al Instituto Nacional de Estadística. Allí, en el despacho del Director General, tenían una auténtica exposición de todos los aparatos que poco a poco marcaron las etapas de sus métodos de obtención y procesado de información. Me ofreció una panorámica de la influencia de la tecnología en los estudios de opinión.
Internet
Aportó un canal inagotable para oír a miles de millones de personas. Hizo posible que mejorásemos en las cuatro variables básicas de cualquier sistema de escucha:
- El alcance o cobertura: cualquier plataforma cuenta con su propio modelo para garantizar que la escucha llega al mayor número de interlocutores y conversaciones. Y normalmente plantea una tesis de su representatividad.
- El tiempo: como mencioné antes, los sistemas se enfrentan a informaciones producidas de manera síncrona y asíncrona. El modo en el que responden a este desafío y nuestras expectativas condicionarán si nos es útil o no.
- La relevancia: el grado de exactitud con el que responden a nuestras inquietudes es lógicamente esencial para escoger un sistema u otro. Eliminar la ambigüedad, la redundancia, el ruido y acertar en la selección de lo que estamos buscando se vuelven funcionalidades imprescindibles.
- La presentación de los resultados: recogidos los datos, necesitamos disponer de un tablero que destaque los hallazgos de modo que sean accionables. La usabilidad de esa información facilitará la toma de decisiones. Y, en muchos casos, permitirá que compartamos los argumentos que inclinan a una serie de iniciativas versus otras con nuestros jefes y colegas.
La interfaz
Hace años, desarrollamos un servicio que ayudaba a nuestros clientes a conocer lo que opinaban algunas comunidades sobre ellos. Montamos la plataforma para que la información se mostrase de forma gráfica en un espacio digital. Su arquitectura se demostró sólida, sus resultados confiables.
Al sentarnos a ver lo obtenido con uno de los primeros clientes, descubrimos la importancia de adaptarnos al modo de consumo del conocimiento que estos tienen. Tras repasar cada cuadro en la pantalla, nos pidieron imprimir todos. –A los jefazos– nos dijeron –les gusta tener los originales en papel–. Increíble y, a la postre, inútil.
Keep It Simple (and Stupid)
La tecnología propone muchas alternativas para pintar y distribuir los resultados que hemos obtenido. Sin embargo, lo que no resuelve es la definición de los indicadores que vamos a necesitar.
En cualquier sistema de escucha, esos los tenemos que concretar nosotros. Otro gran desafío partiendo de que se ponen a tu servicio centenas de números distintos. Mantener la sencillez es una máxima fundamental.
La tecnología revolucionó los 60′
Habitualmente, se nos olvida que los Beach Boys y los Beatles llegaron en 1960 a estudios cuya tecnología era muy rudimentaria. Hasta 1948 no se había difundido la posibilidad de registrar en cinta el sonido. Antes se hacía directamente sobre el disco o un rodillo.
Sin la ambición sonora que despertó Rubber Soul en Brian Wilson, no tendríamos Pet Sounds, Revolver o Sgt. Pepper’s. Pero sin la posibilidad de trabajar en multipista y ejecutar técnicas como el double tracking no se habría materializado la visión que el californiano tenía en su cabeza.
Al servicio del pop
De 1960 a 1965, los ingenieros de sonido y los de masterizado aprendieron a usar sus nuevos equipos. Descubrieron decenas de métodos para aprovechar los aparatos que les llegaban al tiempo que los sellos ganaban dinero con el éxito del pop.
Esos profesionales pasaron a ser tan o más decisivos que los propios músicos a la hora de definir el sonido de álbum.
Al servicio del Arte
En paralelo otros engranajes aceleraban la conversión del Pop en Arte. El pionero de este proceso fue Andy Warhol. Precisamente, 1966 fue el año en el que lanzó su Exploding Plastic Inevitable. La iniciativa consistía en experiencias multimedia en vivo en las que proyectaba sus propias películas al tiempo que la Velvet Underground tocaba y en el escenario varias bailarinas danzaban.
Al margen de lo insoportable de aquellos happenings, abrió una puerta gracias a su visionaria imaginación. Al fin y al cabo, con cuatro décadas de adelanto, anticipó la fusión de las tendencias del Storytelling Transmedia y de la Experiencia Phigital.
¡Se escucha!
En paralelo, los medios para acceder a la música también se aprovecharon de los avances tecnológicos.
La escucha se producía a través de tres canales que se transformarían a su vez:
- Las radios: durante la década, los propietarios de las emisoras se dieron cuenta de que al pasar por el dial, los oyentes se quedaban en aquellas con mayor volumen y nitidez. Exigieron a sus técnicos que optimizaran sus equipos. Sellos como la Motown se especializaron en masterizar sus singles para aprovechar ese anhelo. No es extraño que capitalizaran los primeros puestos de las listas durante años.
- Las pistas de baile: los amplificadores y los altavoces también evolucionaron rápidamente. Los clubes comenzaron a montar sistemas de sonido potentes con mesas al control. Serían los pioneros de las discotecas de los 70′. El objetivo de triunfar en esos ambientes influyó mucho en la producción final de los singles.
- Los vinilos: eran el único soporte comercial de aquella época. En el momento en el que los temas se alargaron y se conectaron sus finales con los inicios del siguiente, los surcos se estrecharon dejando menos espacio para la música en sí. Fue otro factor que obligó a los ingenieros a convertirse en magos. La escasez excitó el ingenio y fabricaron auténticas joyas sonoras.
Y los Beatles, ¿escuchaban también?
El 16 de mayo de 1966, Bruce Johnston se presentó en Londres con «Pet Sounds bajo el brazo. Visitó a Paul McCartney y John Lennon. Les entregó el LP en persona. Y lo escucharon, ¡vaya que si lo escucharon!
–Cuando lo escuché– recuerda McCartney –dije: ‘Oh, Dios. Este es el mejor elepé de todos los tiempos, ¿qué vamos a hacer ahora? Se lo puse a John [Lennon] tantísimas veces que era imposible escapar de su influencia. Fue el disco de aquella época–.

McCartney y Wilson sienten admiración y cariño mutuos. La escucha fue su puente para crear una relación especial.
Por su parte John Lennon sorprendió al propio Brian Wilson cuando le llamó por teléfono para decirle –Hello Brian, I’ve always wanted to meet you. I’ve always admired your work, and Paul and I considered Pet Sounds one of the best albums ever made–.
Y de la escucha pasaron a la toma de decisiones
Los Beatles analizaron la obra de Wilson y también reaccionaron inspirados por ella. Tras su escucha, decidieron:
- En sus composiciones: incluir Here, There and Everywhere en el LP que estaban montando en la época (Revolver). Es citado a menudo como el homenaje de Lennon y McCartney a Brian Wilson.
- En su forma de trabajar: entendieron que para estar a la altura de lo que podían producir en estudio debían abandonar los directos.
- Con ese paso hacia el estudio, comenzaron a colaborar más con George Martin y a abandonar la protección de Brian Epstein. Esa opción consagraría su obra al integrar en el pop arreglos y recursos propios de otros estilos como el Jazz, la World Music o la Música Clásica. Al mismo tiempo, les condenó al ostracismo en los años venideros (fueron los grandes ausentes de los Festivales que en el 67, 68 y 69 terminarían por encumbrar a una nueva generación de músicos).

La portada de Sgt. Pepper’s sí le hizo justicia a su obra más redonda. Su escucha de lo que ocurría a su alrededor, curiosa y abierta, se hizo patente. En la imagen se rodearon de los mitos del siglo.
- Quizás el mayor efecto de esa escucha fue el abordaje de su gran clásico Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. –Without Pet Sounds, Sgt. Pepper never would have happened,– admitiría George Martin –Pepper was an attempt to equal Pet Sounds–.
Repasando: de la escucha a la inteligencia
La escucha es una parte intrínseca de la comunicación. Las empresas que quieren crear relaciones con las comunidades de las que depende su negocio e influir en ellas, lo conseguirán si abren bien sus oídos.
Además, solo sabiendo lo que los otros piensan de nuestro proyecto podemos compararlo con lo que nosotros creemos. Son las tres piezas de la columna vertebral de cualquier plan de comunicación: nuestra estrategia empresarial, las personas de las que depende su éxito y el gap entre sus creencias y percepciones y las nuestras.
Para participar consistentemente en sus conversaciones, las organizaciones precisan construir un Sistema de Escucha que:
- Les ayude a oír a quién y qué les interesa. Brian Wilson lo tuvo muy claro. Eran The Beatles y la evolución de su obra los que estaban cambiando por completo el panorama. Decodificarlos le daría la llave para desarrollar sus propias ideas.
- Permita incluir distintos métodos de obtención de datos. Cada uno adaptado a las características de la información, su generación y su uso. Brian flipó con los británicos y su sonido en la tele, en la radio y en disco. Eran extraordinarios en los tres ambientes. Y se concentró en las que consideró las fuentes de donde provenía aquella apisonadora: las composiciones, las letras, los arreglos y el trabajo en estudio.
- Enfoque la inteligencia a la toma de decisiones: hemos repasado cómo tanto Wilson como McCartney y Lennon usaron el análisis para alcanzar sus metas. Ese proceso y su generosidad en reconocer lo que se aportaron muestra la genialidad de los tres. Demostrará también el de tu empresa.
- Aproveche cada modalidad de escucha para el tipo de decisiones e interacciones adecuado. Los Beatles estudiaron el vinilo del Pet Sounds, no partieron de su sonido en las radios o los clubes. El LP resultaba revolucionario precisamente cuando se escuchaba entero. Sus partes eran menos interesantes que el conjunto. A su vez éste realzaba momentos y no temas. Algo en línea con lo que sucede con los movimientos de las sinfonías clásicas.
- Enseñe a identificar y a interesarse genuinamente por las personas y su forma de relacionarse entre sí. Saber lo que dicen de ti es menos relevante que lo que dicen acerca de sus pasiones. The Beatles y The Beach Boys aprendieron a respetarse. Solo de este modo entablaron una relación creativa tan fascinante.
El auténtico éxito
Brian Wilson y The Beatles fijaron sus objetivos en un nuevo plano en 1966. Ya no perseguían el nº 1 de la lista de los 40 ni siquiera liderar el ranking de los más vendidos. Querían demostrar su categoría como artistas y proyectar su legado más allá de las pistas de baile o los clubes de fans.
–Voy a hacer el disco de rock and roll más importante de la historia– así se lo enunció Brian Wilson al confesarle a su mujer, Marilyn, su nuevo propósito.
Ambos lo consiguieron. Usaron la Escucha para subirse a hombros de gigantes, el modelo con el que el arte y la ciencia han progresado. Y produjeron en su diálogo una obra inmortal a dos voces.
Nadie expresó mejor esa sensación de escucha constante, trabajo en equipo, co-creado, conversado que el líder de los Beach Boys al recordar:
–Cuando escuché “Sgt. Pepper’s” supe que los Beatles habían encontrado la forma de llevar el rock en una nueva dirección. Me puso los pelos de punta–.
CODA
Dedico este post a tres amigos de los que siento haberme alejado por circunstancias diversas. Hoy me doy cuenta de que las conversaciones sobre el arte y la vida que tenía con cada uno de ellos influyeron mucho en mi forma de entender y apreciar la música.
El primero es Jesús García Laiz. Me veo en el piso de Federico Rubio, en ese saloncito atestado de objetos, pinchándole mis reverenciados clásicos. –Adolfo– me dijo, mientras me veía en el trance habitual que se sigue apoderando de mí en esos arrebatos de DJ, –deberías compartir siempre todo esto que te apasiona–. Esas palabras han iluminado el camino que aún transito. Gracias tron, por tu paciente atención que tanto me sirvió en otros momentos difíciles que compartimos.
El segundo es Iván Merchante. Con él disfruté aprendiendo de su idilio con los Beatles y Brian Wilson. Él me descubrió Surf’s Up. ¡Madre mía! Y post tras post en el blog que co-escribimos, desgranó para mí su conocimiento enciclopédico de la música (y del fútbol). Vaya Iván, ¡qué relación tan epistolar y virtual la nuestra!
Y el tercero es el gran Rodrigo Granda. ¡Ya debatimos mientras nos poníamos el uno al otro canción tras canción! Un rival extraordinario en términos de exploración musical. Viajaba y viaja por casi todos los estilos, cargado de prejuicios y, sin embargo, totalmente libre de ellos. Cada tema que incluyó entre mis favoritos me descubrió un universo.
Con cualquiera de los tres sé que el día en el que retomemos nuestras charlas será en el punto exacto en el que las dejamos. Apenas percibiremos el paso del tiempo. Desde luego, no nos habrá afectado la distancia. Seguiremos escuchándonos y creciendo.
Dos Apuntes
Si te apetece disfrutar de lo que he hablado, te recomiendo el directo del 2002 en el que Brian Wilson reprodujo Pet Sounds. También te propongo que leas este resumen de los que escribió en sus memorias acerca de las influencias de los Beatles y otros en su música. Su humildad e inteligencia rebosan en cada párrafo.